Desde Laboratorio Proyar queremos compartir con ustedes la 2º parte de un articulo exclusivo para Laboratorio Proyar, redactado por el Dr. Jorge Alonso. Médico, MN 67.640, Director del posgrado de Fitomedicina de la U.B.A. y Presidente de la Sociedad Latinoamericana de Fitomedicina.
Menopausia: ¿Por qué no disfrutarla? (Parte 2)
Entendemos por Menopausia a aquel período del ciclo vital de la mujer caracterizado por el cese de las menstruaciones (más precisamente se inicia luego de haber pasado un año del último período) y que coincide con una merma de la actividad hormonal… Ver Primera Parte.
Los médicos debemos recordar que hicimos un juramento Hipocrático, en el que uno de sus principales aforismos decía: Primum non nocere (lo primero es no dañar). En segunda instancia debemos pensar en las leyes naturales de nuestra existencia. Si en algún momento de la vida, el organismo deja de fabricar hormonas, por algo es. ¿Por qué ir entonces en contra de la naturaleza e introducir hormonas fuera de tiempo e intempestivamente? Desde antiguo, el hombre supo interpretar el mensaje de la naturaleza a través del legado de las plantas. Ellas no solo están para darle vida y colorido a nuestro entorno, sino también para darnos alimento y medicamentos.
Por ejemplo, los chinos empleaban la angélica o don quai (Angelica sinensis) y la soja (Glycine max) para tratar estos síntomas de la menopausia. De ahí que se pudo constatar que en las poblaciones asiáticas, la menopausia transcurre casi inadvertida. Hoy día, los suplementos en base a isoflavonas de la soja (cápsulas, comprimidos) se han posicionado como una alternativa muy válida para este ciclo de la vida. Incluso las proteínas texturizadas de la soja, suelen dar muy buenos resultados en cuanto a la atenuación de síntomas menopáusicos. Un detalle no menor para esta etapa de la vida, se debe a que las isoflavonas mejoran el perfil lipídico en salvaguarda del aparato cardiovascular. Las personas con antecedentes de cánceres ginecológicos deberán consulta acerca de la conveniencia o no de tomar suplementos de soja.
Las europeas suelen emplear la salvia (muy útil para la transpiración de las manos, y por sus efectos sedantes suaves). La Salvia lleva este nombre ya que deriva del latín salvare = salvar, en una clara apología de las virtudes de esta planta. Un viejo refrán español alegaba sobre ello: “…pensar que esta mujer ha muerto, ¡¡¡ teniendo salvia en su huerto….!!!”. La salvia puede tomarse en infusión o gotas (40 gotas dos veces al día, mañana y noche). En algunos países europeos se comercializan antitranspirantes en base a esta planta.
Los nativos norteamericanos empleaban desde el siglo XVII la cimicífuga (Cimicifuga racemosa), una especie con gran cantidad de ensayos clínicos que validaron su eficacia en el control de calores de la mujer. También el trébol rojo (Trifolium pratense) y el lúpulo (Humulus lupulus) han dado muy buenos resultados. Esta última planta contiene lupulino, que le da el sabor amargo característico a la cerveza. Presenta también efecto sedante suave, e inductor del sueño (algo que suele alterarse en la Menopausia). La onagra o prímula puede ser un buen producto para aliviar síntomas y combatir la sequedad de mucosas. Y por último, la tintura de agnocasto (o sauzgatillo en España) ayuda a mantener en regularidad los ciclos menstruales en la etapa de la perimenopausia. No por casualidad, onagra y sauzgatillo se emplean juntas para que la mujer pueda quedar embarazada cuando otros tratamientos fallan.
La mayoría de las especies citadas contienen fitoestrógenos (hormonas vegetales que nos brinda la naturaleza), las cuales se han mostrado sumamente eficaces en controlar los síntomas de la menopausia, sin los efectos adversos de las hormonas de síntesis. Además, cuentan con un plus de beneficios ya que han demostrado reducir la incidencia de cáncer de colon, reducir el proceso de descalcificación, y los niveles de lípidos elevados. La posibilidad que nos brinda la ciencia en incorporar estas plantas a través de suplementos dietarios, tinturas o fitomedicamentos, hace que de una manera práctica y sencilla la mujer pueda incorporarlos dentro de su rutina diaria.
Entre los alimentos, debemos destacar más allá de la soja, a la alfalfa (consumirla en forma de brotes junto a brotes de soja), garbanzos, y la gran mayoría de los vegetales verdes (que en menor proporción, también son fuente de fitoestrógenos). Entre las frutas, elegir duraznos, ciruelas y uvas. Y entre las bebidas, podemos incluso incorporar (sin pasarnos de la medida) los vinos tintos (Malbec por ejemplo).
Respecto a los trastornos nerviosos que acontecen en esta época de la vida, podemos armonizar y equilibrar el sistema nervioso en base a especies como la valeriana, melisa o pasionaria, e incluso trabajar la depresión (que suele ser pasajera en estas circunstancias) con especies muy eficaces como el hipérico o hierba de San Juan.
Para finalizar, es preciso que las mujeres que transitan esta etapa de la vida estén informadas que existen tratamientos alternativos a los productos hormonales de síntesis. Estas alternativas indudablemente brindan no solo seguridad, sino también eficacia a la hora de incorporarlos. Paralelamente se recomienda realizar una dieta de tipo vegetariana, actividades recreativas y físicas que indudablemente le aportan un beneficio extra de indudable valor, que el cuerpo y la mente le agradecerán eternamente.