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  • Plantas Adaptógenas (Parte 1)
  • 11/07/2023
  • Desde Laboratorio Proyar queremos compartir con ustedes la 1º parte de un articulo exclusivo para nuestros clientes, redactado por el Dr. Jorge Alonso. Médico, MN 67.640, Director del posgrado de Fitomedicina de la U.B.A. y Presidente de la Sociedad Latinoamericana de Fitomedicina.

     

    Plantas Adaptógenas (Parte 1)

     

    Introducción

    El estudio de las plantas adaptógenas surge en la década del 60’ en la ex URSS como un modo de dar respuesta a las situaciones de estrés, para evitar el uso de psicofármacos. La palabra estrés deriva del vocablo inglés stress, que significa tensión, fuerza, compulsión. Fue inventada por el Prof. Hans Seyle, célebre fisiólogo canadiense quien la definió como un Síndrome General de Adaptación (aquí se hace mención por primera vez a esta palabra), es decir, como una respuesta fisiológica del organismo ante una situación no programada. La reacción depende de cada persona (respuesta individual) ya que una misma situación de estrés causa reacciones diferentes en cada sujeto: mientras a la mayoría les puede generar una respuesta nerviosa tensional, a otros les genera placer o se la considera una reacción positiva para salir del abatimiento o indiferencia emocional.

    Para la medicina convencional la palabra estrés es utilizada para referirse a los procesos físico-químicos o emocionales que pueden desencadenar una enfermedad. El estilo de vida actual, con su mayor exigencia y su alta competitividad, ha incrementado a tal punto los factores desencadenantes, que la palabra estrés ya es moneda corriente en el cotidiano lenguaje. La respuesta al estrés también depende de la edad de la persona. Estudios recientes indican que una persona de 70 años presenta una tolerancia menor al estrés de casi el 50% respecto a un sujeto de 40 años.

    Existen dos tipos de estrés: el eustrés (conocido como buen estrés) y el distrés (conocido como mal estrés). El eustrés es realmente necesario para el organismo ya que actúa como motor para un correcto funcionamiento del mismo. En cambio cuando la situación estresante se prolonga en el tiempo, se transforma en distrés, el cual resulta ser negativo para el individuo. Los factores que acusan estrés pueden ser de orden físico, psíquico, emocional, sociocultural, comportamental o económico. Ante un agente estresante es posible observar diferentes fases:

    Fase de alarma: Prepara el cuerpo para la acción (sistema simpático).
    Fase de adaptación: Reequilibra el cuerpo hacia la relajación o reposo (sistema parasimpático).
    Fase de fatiga: Cuando persiste el estímulo, el organismo no logra recuperarse, haciendo que el cuerpo agote su combustible. De ahí que aparezca el cansancio y la fatiga física y mental, debiendo trabajar cada vez más para realizar la misma tarea. Ello origina el estrés crónico, propicio para el inicio de la enfermedad.

     

    Enfermedades y Síntomas del Estrés

    Hipertensión: Puede sobrecargar el funcionamiento de los riñones y generar accidentes cerebrovasculares.
    Úlceras de estómago: Se produce un aumento de la secreción de ácido clorhídrico y un aumento de la sensibilidad de las paredes del estómago, causando náuseas y dolor.
    Anorexia nerviosa: Es muy común en el adolescente y se caracteriza por la negativa a comer, sumado a la distorsión estético-corporal.
    Colitis ulcerosa y enteritis: Consiste en la inflamación del colon, que puede llevar a la cronicidad del proceso.
    Asma: Producido por problemas emocionales.
    Trastornos de piel: Pérdida de cabello, eczema, sarpullido, etc.
    Trastornos anímicos severos: Ansiedad, depresión, irritabilidad, insomnio, ataques de pánico, logorrea (hablar demasiado), dramatización de acontecimientos simples, impaciencia, morderse las uñas, etc.
    Disminución de la actividad del sistema inmunitario: Frecuentes resfríos, facilidad para el contagio de patologías del tracto orofaríngeo-respiratorio, tanto de virus como de bacterias.
    Mayor generación de sustancias llamadas radicales libres u oxidantes: facilidad para las enfermedades degenerativas (cáncer, artrosis, arteriosclerosis, etc.).
    Otros: Cefaleas, falta de concentración, desequilibrios hormonales, suroración excesiva, etc.

     

    Plantas Medicinales indicadas en Estrés:

    Las plantas medicinales constituyen un gran aliado a la hora de enfrentar el estrés. Entre ellas cabe destacar en primer término las especies con efecto sedante, muchas de las cuales han sido empleadas desde tiempos inmemoriales: Valeriana officinalis, Passiflora spp., Tilia spp., Melisa officinalis, Humulus lupulus, Citrus aurantium, Matricaria recutita, Lavandula spp., etc.
    En el caso de la valeriana, manzanilla, tilo y pasionaria, se ha podido constatar que las mismas contienen flavonoides (iridoides y aceite esencial en el caso de la valeriana) que actúan sobre receptores GABA-A de igual modo al que lo hacen los compuestos benzodiacepínicos como el diazepam, bromazepam o lorazepam. Si bien su efecto es entre 5 y 10 veces menor, la ventaja es que no generan adicción ni tolerancia con el tiempo.
    Sólo hay que tomar algunos recaudos con la valeriana en cuanto a las dosis que se manejen de ella. El hecho que tengan menor actividad que las benzodiacepinas constituye una ventaja: el margen terapéutico es mucho más seguro (prácticamente no hay casos de intoxicación por sobresosis). Asimismo, muchas veces sólo es necesario indicar una pequeña dosis de sedante en casos de irritabilidad nerviosa ya que iniciar una terapia con psicofármacos ante casos triviales constituye una de las principales yatrogenias medicamentosas. No obstante, las plantas sedantes o ansiolíticas NO FORMAN PARTE DE LAS PLANTAS ADAPTÓGENAS, atento que una planta adaptógena, más allá de mejorar la adaptación de un individuo a un entorno negativo, debe TRABAJAR A LA VEZ SOBRE VARIOS OTROS FACTORES, EN ESPECIAL SOBRE EL SISTEMA INMUNOLÓGICO.

     

    Plantas Adaptógenas

    Estas plantas permiten equilibrar nuestro organismo ante cualquier situación de estrés tanto sea interno como proveniente de un entorno negativo. Originarias de hábitats inhóspitos en la mayoría de los casos, actúan como verdaderos tónicos, mejorando en general la actividad física y cerebral, la recuperación durante convalecencias, aumentan la actividad del sistema inmunológico, protegen el hígado frente a agentes tóxicos y mejoran la tolerancia a la glucosa. Son a su vez verdaderos antioxidantes, contribuyendo a mejorar la actividad del sistema cardiocirculatorio, ya que muchas de ellas actúan sobre la tasa de colesterol plasmático, aumentando el HDL-colesterol y reduciendo el LDL-colesterol.
    Uno de los primeros investigadores que habló de las plantas adaptógenas fue el Prof. Israel. I. Brekhman, de la Academia de Ciencias de la ex-URSS. Los primeros estudios lo llevó a cabo con el Panax ginseng (ginseng coreano) y con el Eleutherococcus senticosus (ginseng siberiano). Brekhman y sus colaboradores hablaban de los remedios adaptogénicos, como aquellos que sirven para incrementar la resistencia no específica del organismo, frente a situaciones externas de diverso origen. Si analizamos esta definición comprenderemos que ello va más allá del concepto de plantas tonificantes.

     

    Dentro de las plantas adaptógenas tenemos:

    ✔ Raíz de Gingeng coreano (Panax ginseng)
    ✔ Raíz de Equinacea (Equinacea angustifolia, E. purpurea)
    ✔ Corteza de la raíz de Eleuterococo (Eleuterococus senticosus)
    ✔ Raíz de Withania (Withania somnífera)
    ✔ Raíz de Astrágalo (Astragalus membanaceus)
    ✔ Raíz y corteza de Aralia (Aralia racemosa, Aralia manchurica)
    ✔ Fruto y semilla de Eschizandra (Schizandra chinensis)
    ✔ Raíz de Rhodiola rosea
    ✔ Planta entera de Andrographis paniculata.
    ✔ Planta entera de Hopea dichotoma
    ✔ Raíz de Rhaponticum carthamoides
    ✔ Hojas de Albahaca morada (Ocimum sanctum)
    ✔ Hongos medicinales (Shiitake, Maitake, Reishi, etc).

     

    Continuará en segunda parte.

     

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